A todo riesgo. Memorias airadas de una Pretender by Chrissie Hynde

autor:Chrissie Hynde
La lengua: spa
Format: epub
editor: Malpaso
publicado: 2016-10-10T00:00:00+00:00

Malcolm y Vivienne vivían con su hijo, Joe, en su piso de protección oficial, un bloque de viviendas de los años treinta en Nightingale Lane, también en Clapham, bastante cerca de mi guarida de Englewood Road. Después de cerrar la tienda me iba andando con Malcolm hasta casa y, mientras cruzábamos por Chelsea Bridge y el Common, hablábamos de música y de la deriva que tomaban las cosas. ¿Quién podía suponer que ese perro verde —junto a su fiera y bella novia—, con su perspectiva disidente sobre las ropas y la cultura, pronto pondría patas arriba con los Sex Pistols la moda y la escena musical?

Los tres acudimos a ver a los New York Dolls en la sala del Biba’s Rainbow y yo percibí que la maquinaria de la mente de Malcolm se ponía a rodar. Siempre es fácil advertir eso por el modo en que alguien contempla a una banda. De diferente manera para cada uno, esa noche marcó un punto de inflexión para todos. Los Dolls impedían que la llama se extinguiera; los Dolls eran nuestro grupo favorito de Nueva York.

La velada también resultó memorable por otro motivo: Viv le arrojó un bollo a un camarero por algo que había dicho y acabó encaramada a una mesa por encima del público, desde donde se puso a hacer gestos obscenos que comprometían la parte posterior de su cuerpo. Viv podía ser temible a veces y lo último que querías era que pensara que la atacabas por la espalda… o por donde la espalda pierde su nombre.

Aparte de los Dolls, tampoco había una gran abundancia de bandas nuevas y originales. Los setenta se desinflaban a medio camino. Podías encontrar algún grupo de pub con raíces blues puesto de anfetaminas, pero se intuía que las cosas tenían que dar un giro. El roots reggae de raíces aparecía como la tendencia más pujante, pero no pegaba fuerte en las listas. La escena estaba como a la espera. Como siempre ocurre en un periodo de transición, era imposible saber por dónde tiraría todo aquello.

Steve Jones, un delincuente juvenil del oeste de Londres, se dejaba caer por la tienda. Yo no tenía ni idea de que tuviera el propósito de aprender a tocar la guitarra. Hay que decir que él tampoco lo sabía. Por alguna razón, Malcolm y Viv parecían haberlo acogido bajo su ala. Tal vez para mantenerlo alejado de los líos. Supongo que era mejor tenerlo rondando por la tienda que robando allí mismo. Me ayudaba a echar la reja al cerrar.

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